Práctica del zen
El ser humano se distingue de otras especies por tener una actividad mental muy compleja.
A lo largo de nuestra historia, el cerebro ha ido desarrollando varias 'capas', o cortezas, a medida que la vida humana se fue haciendo más elaborada.
Y en el camino hemos ido perdiendo la esencia, lo más profundo, para quedar solamente funcionando como seres sociales y productivos.
Esta separación de nuestra esencia ha generado un ser humano menos libre, menos genuino, más sufriente.
Por eso es que hoy, más que nunca antes en nuestra historia como especie, es necesario volver a las fuentes. Conocernos, profundizar en la experiencia de la vida.
El Buddha, hace dos mil quinientos años, marcó las pautas para liberarnos de las causas del sufrimiento.
En el Óctuplo Noble Sendero, nos muestra la forma de llegar a la raíz de nuestros problemas para resolverlos y tener una vida plena.
En estos tiempos, no es necesario retirarnos a algún lugar solitario para meditar. Solo necesitamos un breve tiempo, y la disposición para hacerlo.
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